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¡Cómo hacer una maleta para que quepa TODO!

Le sugerimos que empaque su maleta de forma que no se aplaste, rompa ni derrame nada. Y que pueda levantarla del suelo.

Nada cabe en la maleta

Regla n.° 1: Empaca fuera de tu maleta

Antes de empezar a correr por casa metiendo en la maleta todo lo que te parezca útil para las vacaciones, respira hondo y abandona la idea. Antes de meter lo primero en la maleta, debería acabar, por ejemplo, en la cama. Saca todo lo que planeas llevar, guárdalo en un sitio y asómbrate: no necesitas tantas cosas, ¿verdad? Este método, fácil de usar, te ayudará a reducir al menos un tercio la cantidad de trastos innecesarios que llevarías contigo. Y solo después de dejar en la cama las cosas imprescindibles, podrás empezar a preparar la maleta.

Regla n.° 2: No lleves demasiada ropa

En la Tierra, las personas se dividen entre quienes pueden planificar voluntariamente y quienes no pueden obligarse a hacerlo, ni siquiera con mucho esfuerzo. Sin embargo, incluso el plan más insignificante y poco estético ayuda a evitar los principales errores; el principal es que la gran mayoría de la gente lleva en un viaje más cosas de las que realmente necesita. Esto lleva a pagar de más por el equipaje, a que la maleta pese más que su dueño, a que toda la ropa llegue al resort arrugada. Y cada vez que te gusta un nuevo souvenir, tienes que pensar no solo si vale la pena pagar tanto, sino también en cómo llevarlo a casa, porque ya llegaste con una maleta tan llena que, para cerrarla, primero tuviste que sentarte sobre ella.

Pero todos olvidamos que no vamos a descansar en medio de la jungla; donde vamos también hay tiendas y, en el peor de los casos (que casi nunca ocurre), se puede comprar ropa desechable barata en el lugar.

¿Cómo calcular exactamente cuánta ropa necesitarás en un viaje? Es muy sencillo.

Lino: ¿Cuántos días vas a estar? Necesitas el mismo número de cambios de ropa de cama, no más.

Camisas, suéteres, vestidos: El número total debe ser igual al número de días de vacaciones menos uno (puedes usar lo mismo el día de llegada y el de salida).

Pantalones y jeans: En promedio, necesitas exactamente la mitad de suéteres y camisas.

Zapatos: dos pares de zapatos cómodos (uno de los cuales puede usarse para volar) más un par de zapatos para salir, para viajes planificados y no planificados a un lugar decente.

Cosméticos: Basta. No traigas todo. Solo lo indispensable. Y recuerda que los líquidos deberán facturarse.

Regla n.° 3: Ten en cuenta el clima

Además del número de días, es importante considerar el clima. A los ahorradores les gusta llevar ropa para cualquier ocasión, incluyendo tormentas, inundaciones, erupciones volcánicas, tsunamis y nevadas en el desierto. Es verano. Probablemente vueles a un país caluroso. Esto significa que no necesitas llevar ropa de abrigo. Si después de leer esto te entran ganas de discutir, no discutas, lleva una cosa. Nunca usarás este suéter, claro, pero te sentirás mucho más tranquilo.

Regla n.° 4: Nunca dobles la ropa

Hay tres formas de empacar ropa en una maleta.

El primero, clásico, Dobla cada suéter y guárdalo en una maleta, apilados ordenadamente. Tu madre probablemente te enseñó a hacerlo, y la suya se lo enseñó a ella. Este método es genial, pero tiene dos inconvenientes: la ropa ocupa mucho espacio y termina cortada por los ángulos de los pliegues.

El segundo es el camino anarquista., que, admitámoslo, muchos usamos cuando mamá no está mirando. Es decir: sacar un montón de ropa del armario con ambas manos y meterla en una maleta. Hablar de las ventajas y desventajas de este método es inútil.

Pero hay una tercera: una moderna. La ropa no debe doblarse, sino enrollarse. Así ocupa mucho menos espacio y no se arruga. La mayoría de las prendas de tejidos naturales dobladas de esta manera se pueden poner fácilmente al abrir la maleta, sin necesidad de plancharlas.

Regla n.° 5: Empaca en capas

La primera capa en el fondo de la maleta son los zapatos. Mete todos los calcetines (también puedes poner ropa interior, pero a mucha gente no le gusta) dentro de los zapatos; así ahorrarás espacio y los zapatos. A continuación, los rollos más pesados: vaqueros, suéteres, etc. Coloca estos bloques lo más juntos posible para que no se deshagan en el camino. La siguiente capa es todo lo frágil (botellas de alcohol, perfume, etc.).

Luego, rodillos ligeros. De nuevo, coloca una capa de barras, pero esta vez de suéteres, camisas, camisetas, etc. Encima, puedes colocar la ropa que, por alguna razón, decidiste doblar. El toque final: objetos pequeños como cinturones, peines, etc., se colocan entre las capas, buscando huecos al tacto. Esto ayudará a estabilizar toda la estructura. Un cinturón enrollado en una anilla, por cierto, es ideal para evitar que se rompa el cuello de una camisa que te guste especialmente.

¡Que tengas un buen descanso!